Cuando la iluminación y el encuadre son más que eso

Hacía tiempo que tenía entre mis películas pendientes de ver The Third Man. Había oído hablar bien de ella y ahora entiendo el porqué. Carol Reed crea una auténtica maravilla estética sobre el guión que Graham Green escribió de su novela homónima.

La historia, sencilla, cuenta como un modesto escritor de novelas (interpretado por Joseph Cotten) va hasta Viena a ver a uno de sus amigos (Orson Wells) y a la llegada descubre que está muerto. A partir de ese momento comienza a investigar las causas del accidente, ya que lo encuentra todo demasiado sospechoso. La investigación lo llevará demasiado lejos, descubriendo asuntos algo turbios de su viejo amigo. Aquí abajo os dejo el trailer.

(Contiene spoiler). De todos modos no me interesa tanto lo que se cuenta en la película como la forma de contarlo. Para empezar la dirección de fotografía de Robert Kraser es una auténtica maravilla. Filmada en blanco y negro, Kraser y Reed recrean la estética expresionista del cine mudo alemán de los años 20. Particularmente singular es la utilización de los planos aberrantes, muy empleados a lo largo de todo el film. Aunque son un tipo de plano que choca y puede desestabilizar el equilibro del encuadre, creo que no es el caso. Sí que es cierto que llama la atención la constante utilización de esos planos, pero no desestabiliza porque en realidad lo que hace es colocar en posición vertical otros elementos (o personajes) del encuadre, que en un plano “normal” no lo estarían.

La iluminación es muy expresionista y destaca especialmente en las escenas nocturnas del film, como por ejemplo la persecución final por el sistema de alcantarillado de Viena. Se hace mucho uso de las sombras y los contraluces y permite una iluminación muy contrastada y, para mi gusto, muy bonita. Me interesa especialmente el empleo de las sombras proyectadas sobre el espacio por los personajes y los objetos. En algunos casos funcionan, como en las películas alemanas de los años 20, como elemento significante de la acción y permite darle mayor profundidad semántica a los planos. Puede sonar muy pedante (o a chino) así escrito, pero se entiende fácilmente cuando ves la película. Como ejemplo nos puede valer esta secuencia.

También me parece impecable el uso que se hace de la luz en esta pequeña secuencia. Para situarnos, es la primera vez que vamos a verle la cara a Harry (Orson Wells). En un primer momento solo escuchamos su voz, porque esta en el umbral de una puerta y su rostro está en la penumbra, pero la luz de una casa contigua nos lo revelará inmediatamente.

Pero también creo que hay que destacar el montaje en la secuencia de la persecución por el alcantarillado de Viena. La sucesión de planos posee mucho ritmo y permite darle a la acción, valga la redundancia, el ritmo que precisa. Os dejo la secuencia completa aquí, donde también podréis ver algunos planos preciosos, como cuando Harry saca los dedos para intentar abrir la alcantarilla. La iluminación no la vais a poder apreciar al 100% puesto que el video no tiene buena calidad.

Si tenéis la oportunidad de ver esta película os recomiendo que lo hagáis, creo que merece la pena.